Un imparcial Vista de Versículos para la sanación del alma
Un imparcial Vista de Versículos para la sanación del alma
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Su sufrimiento fue un acto de inclinación supremo que nos ofrece la oportunidad de ser perdonados y reconciliados con Dios.
Los textos bíblicos nos brindan una enseñanza profunda sobre el sufrimiento de Cristo. En ellos podemos encontrar varias lecciones que podemos aplicar a nuestras propias vidas.
En conclusión, los textos bíblicos revelan claramente el sufrimiento profundo y significativo que Jesús experimentó por aprecio a la humanidad. Su sacrificio en la cruz nos muestra el simpatía incondicional de Dios y nos desafía a seguir su ejemplo incluso en medio del sufrimiento.
Hablaremos más acerca de la soberanía de Dios más adelante en la clase, pero basta para afirmar que un estímulo que recibimos en medio del sufrimiento, un «ancla del alma» como señala el autor de Hebreos, es que Dios no se sorprende por el sufrimiento y él no comete errores.
Porque yo sé muy aceptablemente los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.
Este versículo es un recordatorio de la importancia de tener confianza en Dios y estar seguros de nuestro valencia y dignidad como hijos de Dios.
En el ensayo diferente, escogimos una obra de arte, get more info un himno, y un pasaje de las Escrituras para nuestra meditación sobre Jesús y el sufrimiento. La obra de arte es una pintura del siglo XIV sobre el sufrimiento de María en el Gólgota mientras abraza a su hijo crucificado.
Estas dos cualidades son fundamentales para predicar el evangelio en medio del sufrimiento y la persecución.
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Ser firmes en nuestra Certidumbre y testigos valientes ante el rechazo es una enseñanza importante que nos da Jesús en Mateo 10:16-33. Debemos esperar en Dios para daros el valor necesario para enfrentar cualquier situación y no temer al rechazo de las personas.
La enseñanza de Jesús sobre continuar predicando el evangelio en medio del sufrimiento es una emplazamiento a la valentía y la fe inquebrantable.
Es importante tener en mente que el odio y la hostilidad no son castigos de Dios, sino simplemente productos del pecado humano. El mundo no siempre estará de acuerdo con nosotros y nuestra Convicción, pero esto no significa que hemos hecho poco malo.
Mantengamos firmemente la confesión de nuestra esperanza, porque aquel que ha hecho la promesa es fiel.
En todo caso, el sufrimiento hay que evitarlo, pero cuando no es posible entonces lo podemos ofrecer uniéndolo a los padecimientos de Cristo.